celulitis mental
Celulitis mental
En 1972 la revista Vogue puso en circulación un concepto que habría de aguarle la merienda a muchas mujeres y pagar el cocido de científicos megalómanos venidos a menos: celulitis. El hecho existía, pero no su palabra y hasta esa fecha no pensaron las mujeres en acorralar la carne de la mujer adulta que es la celulitis. Con la celulitis se constata que en el principio era el Verbo y que luego le siguió la carne, carne masajeada, exfoliada, tonificada, enervada… Poner nombre a algo ubicuo e inevitable y demonizarlo con un “itis” final fue una obra maestra verbal de la ciencia capitalista que ha generado millones de billetitos a unas empresa farmacéuticas que, entre ésta y otras miserias más actuales, ya son hoy, en su papel de vidatenientes, la versión posmoderna del cacique terrateniente. La revista Vogue, por su parte, bien. Orgullosa de publicar artículos científicos, orgullosa de contribuir al bienestar de las mujeres y orgullosa de forjar en estos 35 años un gran imperio económico anunciando anticelulíticos, antiarrugas, antibrillos y demás virus mentales inoculados a mujeres de alto, medio y bajo cajero.
En el 2006 murieron en España 1200 personas por terrorismo patronal (denominado accidente laboral por higienistas verbales). 1200 cuerpos de carne quemada, atrapada, reventada, dislocada, 1200 cuerpos de carne que casi nunca fue de gerentes, encargados, o directivos. Pero los medios de comunicación no nos enseñaron a evitar a toda costa esa carne reventada, casi nadie nos enseñó a perseguir estos crímenes. Nos enseñaron a perseguir ciertos conceptos y terrores y a asumir como inevitable los terrores del trabajo que causa bastantes más bajas. Tanta gente en este país que sube y baja movilizada por las Vogue políticas y que sin embargo asume el terrorismo patronal casi como si fuera un hoyuelo que agracia el rostro…
En 1972 la revista Vogue puso en circulación un concepto que habría de aguarle la merienda a muchas mujeres y pagar el cocido de científicos megalómanos venidos a menos: celulitis. El hecho existía, pero no su palabra y hasta esa fecha no pensaron las mujeres en acorralar la carne de la mujer adulta que es la celulitis. Con la celulitis se constata que en el principio era el Verbo y que luego le siguió la carne, carne masajeada, exfoliada, tonificada, enervada… Poner nombre a algo ubicuo e inevitable y demonizarlo con un “itis” final fue una obra maestra verbal de la ciencia capitalista que ha generado millones de billetitos a unas empresa farmacéuticas que, entre ésta y otras miserias más actuales, ya son hoy, en su papel de vidatenientes, la versión posmoderna del cacique terrateniente. La revista Vogue, por su parte, bien. Orgullosa de publicar artículos científicos, orgullosa de contribuir al bienestar de las mujeres y orgullosa de forjar en estos 35 años un gran imperio económico anunciando anticelulíticos, antiarrugas, antibrillos y demás virus mentales inoculados a mujeres de alto, medio y bajo cajero.
En el 2006 murieron en España 1200 personas por terrorismo patronal (denominado accidente laboral por higienistas verbales). 1200 cuerpos de carne quemada, atrapada, reventada, dislocada, 1200 cuerpos de carne que casi nunca fue de gerentes, encargados, o directivos. Pero los medios de comunicación no nos enseñaron a evitar a toda costa esa carne reventada, casi nadie nos enseñó a perseguir estos crímenes. Nos enseñaron a perseguir ciertos conceptos y terrores y a asumir como inevitable los terrores del trabajo que causa bastantes más bajas. Tanta gente en este país que sube y baja movilizada por las Vogue políticas y que sin embargo asume el terrorismo patronal casi como si fuera un hoyuelo que agracia el rostro…
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