Monday, April 16, 2007

Peras al olmo

Ser presidente, demócrata incluso, de un país en el que nadie se quede y todo el mundo esté de paso es el ideal del dictador posmoderno. Gobernar turistas, seres cuyo único objetivo es fotografiar y comprar mierda, seres que se mueven pero no se movilizan. Por eso desde jóvenes la actual dictadura posmoderna entrena a su rebaño en la movilidad perpetua, en las becas erasmus, sócrates y full bright para que sepamos muchos idiomas en los que decir nada, en los que decir florituras teóricas demócrata-fascistas. Saber ingles, francés, alemán para decir plásticos. “No pedir peras al olmo”. Poco espacio y menos tiempo queda entonces para que nos germinen rizomas. Que nos germinen raíces ya es pedir peras al olmo. Y hay una plaga planetaria que está acabando con los olmos desde la raíz, se pudren en manadas, es un hecho, no una metáfora: nos quedamos sin olmos. Cómo se lee ahora el verso de Machado: Al olmo viejo herido por el rayo y en su mitad podrido/ con las hojas de abril y el sol de mayo/ algunas hojas verdes le han salido. Cómo hace el turismo congresual para releer la obra machadiana, si no sabe de la enfermedad que desde hace unos años sufren en sus raíces los olmos de todo el planeta. Si no sabe de la enfermedad que desde hace unos años sufren en sus raíces los humanos de todo el planeta. Un día escuché a un ejemplar asturiano un mandala inquietante: “Un paisano no sale de casa sin dinero y a los 18 años tiene coche” Un paisano, una paisana lleva entre las piernas horizontes, no motores. Un paisano, una paisana saben caminar y llevan los bolsos vacíos. Sin dinero, sin coche se demuestra la hombría, sin dinero sin coche sale la mujer al mundo.

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