Tuesday, June 10, 2008

Comerciales

No sé bien que hacían antes, era cría y los libros de historia, como la prensa, nunca dejan ver mucha verdad. Pero sé que ahora los Estados cuando visitan a otros Estados ponen toda su diplomacia al servicio de las empresas. Nuestros ministros y embajadores son representantes comerciales de los intereses de las grandes empresas, que son las que en verdad gobiernan. Van a China o Filipinas para negociar contratos de venta y garantizar inversiones, es decir, a asegurar que les vamos a vender estupideces, por ejemplo leche a los chinos cuando tienen alergia a la lactosa, y que vamos a explotar a sus súbditos en maquilas, pues los súbditos oncoturianos exigen mucho sueldo y descanso.
Toda esa colección de acrónimos públicos de delegados comerciales, pagados por la gente de medio pelo que es la que más impuestos paga, se dedican a ir picando de Estado en Estado, de corrupto en corrupto, (a ser posible de ojos rasgados) para vender las mierdas de sus empresarios. Son como comerciales de Avon, como Testigos de Jehová, como vendedoras de enciclopedias. No son políticos, nunca lo fueron ni aunque de jóvenes jugaran al antifranquismo, sólo son comerciales, con sus maletines, corbatinas y firmas de contratos en sitios pecaminosos. Son comerciales que van acumulando úlceras, que apestan a perfume caro, que se sienten héroes de novela cuando ponen cuernos en lejanos hoteles y cuya palabra suena siempre a mascarada. Pero, como son comerciales, no deberíamos elegir en las urnas a estos pseudopolíticos, sino subcontratarlos y precarizarlos como se hace con otras gentes del gremio. No vale que tengan garantizado un macrosueldo para toda la vida y quienes vendan enciclopedias, no. Los subcontrataremos y no llegarán a mil euros ni con dietas, entonces ya veremos si tienen tantas ganas de defender los supuestos intereses oncoturianos.

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