Tuesday, June 10, 2008

Cuentos oncoturianos

En una colonia llamada Oncoturias un rey muy poderoso y gordo compró unos pocos praos por poquitas monedas y luego se empeñó en que precisamente en sus baratas tierras se construyese un importante edificio. Cuentan que con la jugada ganó 3.000 millones de maravedís pero que nadie dijo nada porque todos jugaban o querían jugar al mismo juego. Cuento popular, con variantes en los millones ganados, repetido al hogar de las altas esferas de la construcción y la política.
En una colonia llamada Oncoturias otro rey muy poderoso y gordo tiene una empresa muy grande y tres secretarias que son a la vez prostitutas de lujo. A la hora de convencer a la clientela para firmar contratos, entran ellas a ejercer su graciosa polivalencia. Cuentan que luego para fidelizar a la clientela dicho señor regala a sus clientes una tarjeta sin fondo a gastar en uno de los mayores prostíbulos de la colonia. Cuento popular, con variantes en el número de secretarias, repetido al hogar de las altas esferas de la construcción y las bajas, medias y altas de la prostitución.
En una colonia llamada Oncoturias un rey muy poderoso y no tan gordo decidió jugar a construir grandes centollos en el centro de la ciudad. Como el hombre no era diestro en esos lances y, porque es costumbre, el sobrecoste de la obra subió mucho, tuvo que pedirle a otro poderoso rey que le comprase con dinero del pueblo llano oncoturiano cachinos del centollo para no arruinarse y no dejar en la calle a sus criados. Cuento popular, con variantes en el precio del sobrecoste, repetido al hogar de las altas esferas de la construcción, la política y el funcionariado.
Moraleja: los cuentos sólo interesan a las niñas, los mayores, los gerontos prefieren directamente protagonizarlos o evadirse con películas.

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