Wednesday, February 28, 2007

Simbiosis

la Maite se ha comprao por Internet un bebé combucha. Por sólo 26 euros hasta le llevan el bebé a casa, no como cuando apadrinas, que sólo te envían fotos. Dice que ahora no está preparada, que esperará a volver de las vacaciones para atenderlo. Mientras, el bebé en la nevera. ¡Feminista, incapaz de asumir sus obligaciones de cuidadora! Además, lo quiere para aprovecharse de él: un combucha es un honguito que fermenta el té y genera una bebida más reparadora que la baba de caracol con aloe. El Juan también tiene un hongo, pero este paisano sí que es un buen cuidador, varias veces le ofrecieron deshacerse de él y no lo hizo. Lo adquirió hace años en las piscinas de San Lázaro por tan sólo los veinte duros de la entrada. Inició un tratamiento con antibióticos para separarse de él, pero pronto se dio cuenta de lo hermoso de su relación. Cuando se descalza, después de un día de sudor, halla en su hongo una fuente de endorfinas. Qué cara pone, ahí, arrascándose su pie de atleta: ah, ah, buff, buff, oh, oh, mmmmm…Ah, es que me llega el presto hasta el hueso. Se dio cuenta sabiamente el hombre, ecologista para más señas, que su hongo era una fuente de placer. Otras comen hongos alucinógenos para volar, éste se arrasca el pie de atleta, y, en verdad os digo, que yo, al verle y oírle tan gozoso, recuerdo el éxtasis de Santa Teresa. Ahora pedirá una subvención al Principado por ser de cultivo ecológico y venderá en Internet módulos de su hongo a gentes ortoréxicas, a quienes se están quitando de fumar y a hedonistas del conocimiento. Yo ya he comprendido: la felicidad se hace con retales de hongos. Si tanto presta arrascarlo, no lo persigas, es tontería.

Wednesday, February 07, 2007

terapia celta

Gente, que me he inventao una terapia arbolal que creo funcionará. Veréis, ayer mirando un horóscopo celta vi la luz. Desde octubre me da por tomar infusiones de abedul, un hobby como otro cualquiera, pues bien al principio no me hizo efecto, luego fue cósmico y ahora nada. Según el calendario celta noviembre es el més del abedul , es cuando el árbol está más potente, bueno, pues recordando me di cuenta de que cuando más me había hecho efecto el arbol había sido en noviembre. Tuve un seuño en el que yo tomaba una infusión de abedul y me levantaba muy rejuvenecida, con una emcoión vital que me recordó a la infancia, otro día me sorprendí en el espejo muy joven, no necesariamente ma´s hermosa, pero sí vital, nueva. Fue una sensación que no experimentaba desde la infancia, porque desde hace tiempo llevo cierto lastre de vejez, de pesadez uqe ya había asumido, pero esos días fueron especiales. De hecho le regale a Sib. una buena cantidad de abedul para que la acompañase en París. pero esas experiencias las tuve en noviembre, ni en octubre, ni después. Ayer al ver en el calendario celta que noviembre es el més de abedul l o entendí todo. Es en ese mes cuando lo necesitamos y cuando el árbol tiene más que darnos, es en noviembre que hay que tomar abedul. Hay un árbol para cada mes, sospecho que si en cada mes tomamos infusiones de los árboles que corresponde seremos poco menos que inmortales. en febrero es el sauce. Per sucede por ejemplo con el sauce que es sedante, luego hay que tomarlo apra dormir. Cada mes un árbol, pero hay que tener en cuenta sus virtudes. Habrá árboles que sean buenos en infsuión de mañana, otros de noche, otros en pediluvios, otros en emplasto, otros en olor...Os haré una tabla un día de estos. Sirva como adelanto que este mes de febrero toca el sauce. Doce meses, doce árboles. Lo ideal sería recolectarlos nosotras mismas, pero bueno visto el tiempo y el espacio, algunas se tendrán que conformar con comprarlos en herbolarios.
ala, pa que veáis que aveces cuento cosas bonitas,no va a ser sólo despotricar.

Monday, February 05, 2007

Pegacín en congreso

Que quien rija nuestra vida cotidiana y nuestros destinos sea una gerontocracia hortera, poco frugal y encubiertamente filicida se nota hasta en la arquitectura. En los últimos años más que invertir en carreteras para escapar, en auditorios, en museos de arquitecto de marca y demás megalomanías no se ha hecho. Medir el bienestar, porque hay quienes tienen las gónadas de medir así la bondad de su gestión, contando estas excrecencias de cemento es de imbéciles. Hace poco Villa dijo que era hora de hacer microsocialismo, que los megaproyectos ya no atraen electorado, ¿se habrá hecho taoísta el viejo de la cuenca? Entra una en esos auditorios a ese congreso-jornada-coloquio de power point perpetuo y canapé transparente, entra una en esas gigantescas cajas para la economía del turismo cognitario y se da cuenta de que la diferencia con los colegios e institutos es demasiado grande para ser casual. En Asturias los colegios e institutos visten sillas sesenteras, goteras, techos de uralita, paredes desconchadas y diseños carcelarios, es demasiada la diferencia como para que no grite una verdad eterna: la gerontocracia sigue mirándose el ombligo y sigue invirtiendo en sus entretenimientos, en cajas para operas, congresos y canapeos en los que poder codear su colesterol mental con otros seres de su especie. No me importa que las aulas sean cutres, educarse entre el diseño, lujo y asepsia de los auditorios y palacios de congresos tiene consecuencias elitistas, pero canta mucho, canta demasiado tanta inversión en construir no-lugares y carreteras, y tan poca en construir lugares para la educación, lugares con jardines que permitan dar clases mientras se pasea, lugares sin rejas, luminosos, de colores, aireados, más orgánicos, con plantas, con huerto... lugares para enraizarse, lugares a los que poder amar y querer defender… Despierto de mi sueño utópico, que llega el catering.