Monday, April 16, 2007

Elecciones psicópatas

Robert Hare, autoridad en psicópatas, destaca los siguientes rasgos de estas personalidades: aunque las manipulan y las estudian psicológicamente los psicópata son incapaces de ponerse emocionalmente en el lugar de otras personas; siempre buscan novedades que les exciten, suelen ser coleccionistas, conciben a las personas como objetos, son irresponsables, incapaces de planear el futuro y no conocen el remordimiento. También se comprobó que ante imágenes de violaciones su región límbica no se activa, es decir, su cerebro emocional percibe aberraciones como quien percibe una mesa.
Mis dudas: ¿a las personas normales se nos relaja el sistema límbico de tanto exponerlo a imágenes violentas?, ¿demasiada exposición a estas imágenes puede generar pequeñas dosis de psicopatía? Sospecho que la sociedad cada vez se acerca más a ese perfil de psicópata, no es extraño entonces que votemos a políticos que dan el perfil completo: son coleccionistas de objetos de lujo, les encanta la novedad y la inversión en nuevas maquinitas, son irresponsables, incapaces de pensar en un futuro que vaya más allá de cuatro años, están inmunizados al dolor y arrasan vidas por negocios farmacéuticos, petrolíferos, armamentísticos, energéticos… ven por tanto a las personas y a la Naturaleza como números, como objetos de los que obtener beneficio, y, por todo ello, no sienten remordimientos.
Pero, ¿son psicópatas genéticos o es el despacho allá arriba, la cosificación numérica de la vida impuesta por este sabio sistema cientifista lo que les hace dejar de ver gentes, gentes mutiladas, canceradas, emigradas, explotadas, deprimidas?, ¿los hace así el exceso de mediaciones?, ¿la pérdida de la inmediatez psicopatiza o son ya psicópatas de origen porque la masa también lo es y vota a quien envidia?, ¿estas democracias psicópatas son digno reflejo de su pueblo? Sigo llevando la corona de Miss Anthropa. A seguir votando y a seguir delegando.

Memento

Sabiamente borramos de la memoria nuestra apariencia juvenil porque así al mirarnos cada día no nos deprimimos. Nuestros propioceptores se actualizan constantemente y así nos reconocemos en presente ante el espejo. No recordar de continuo la lozanía juvenil es adaptativo, pero se ven demasiadas fotos de juventud, continuos memento mori, memento arrugas, flaccidez, acritud… El cerebro está entrenado para la desmemoria física, pero la captura de instantáneas del pasado le recuerda lo que él ya había olvidado. Memento, memento, que ahí están las fotos, tonifícate que ya no hay quien te reconozca. Ecología visual, dejar trozos de pasado por todos los rincones puede provocar malestares cotidianos. Al margen de cuestiones de más enjundia moral (¿imágenes violentas sí o no?), al yo juvenil apresado en fotos es mejor esconderlo o no llegar a producirlo. Esas imágenes nuestras del pasado, sumadas a imágenes nuestras ideales (revistas, maniquís y anuncios posthumanos), harán que la mente sufra cada vez que el espejo le da presente y realidades. El uso a partir del XVI de mejores espejos y vidrios tuvo consecuencias que dieron para toda una Modernidad. Ventanas que piden más luz e higiene, autorretratos como reflejos, ciencias en las que el yo desparece para sólo observar a través de lentes, pulidores de lentes como el poliédrico Spinoza, egos aumentados o menguados a gusto del campo… Al margen de cuestiones de más enjundia antropológica, la aparición del espejo trajo más amargura por el paso del tiempo y mucho tópico poético. Lo que debió ser no haberse visto nunca, apenas reflejada en el agua, y pasar a verse en ubicuos espejos, lo que debe ser no recordarse de joven y pasar a verse de continuo en viejas imágenes propias y constantes imágenes juveniles ajenas. Lo que puede desencadenar todo esto, al margen de morales y antropologías.

Justo y necesario

Las campesinas saben que la sangre es un abono muy completo para la tierra. En las viejas guerras los campos de batalla (cuando la batalla se hacía en campos) quedaban sembrados de cadáveres que dejaban sus litros de sangre a la tierra. Ahora la guerra deja sangres sobre cemento cuando las deja, porque la leucemia y los guantánamos no son precisamente muy cruentos. No es sangre lo que se derrama, se derrama nada, puro nihilismo que lejos de abonar la tierra la plastifica. Al bombardear un colegio no le llega la sangre a la tierra, pues los colegios suelen tener aulas y patios de cemento y entre tanto cascote la sangre difícilmente llega a la tierra. Las niñas y niños irakíes no van dejando su rastro de sangre por los campos, no sangran especialmente sus leucemias, al menos no con la sangre limpia de una herida de espada. Antes para expresar lo cruel de una batalla se decía que los ríos bajaban rojos de sangre, hoy para testificar lo nihilista de una batalla se constata que las radiaciones de las B-52, las bombas de racimo y demás juguetes metafisicos occidentales radian al mismismo tercer ojo de Occidente: a Europa. La radiaciones de las bombas generadas por los I+D de nuestros impuestos, que sólo se lanzan al ojo del culo que es Oriente, no entienden de muros de la vergüenza ni de alambradas fronterizas y están llegando a Europa. Las merecemos por no cerrar las fábricas de armas, por no degollar a nuestros dirigentes, por ser niños obesos que juegan al capitalismo. Es justo y necesario que Aznar, la Palacio que queda, esa gente que justificó bombardeos por el precio del petróleo y por la Democracia, es justo y necesario que toda esa gente se gaste sus plusvalías en quimioterapias.

Inteligencia emocional

Una joven triunfadora de hoy, psicóloga y máster en dirección comercial, no acaba de encontrar al hombre de su vida. Se trata de un reportaje sobre mujeres que ya no aguantan gañanes. Hasta ahí bien, sano, racional, adaptativo. Lo inquietante es comprobar cómo el aborregamiento nos llega a todas, incluso a psicólogas acostumbradas a analizar vidas en selecciones de personal. La chica cuenta que tuvo un marido del que aprendió mucho pero del que a los seis años se desenamoró para caer en otro “modelo”, “modelo cachas inteligente”, “modelo” que no la satisfizo del todo. Antes de los 36 quiere ser madre y ya hizo “sus cálculos”. ¿Que qué le pide a los hombres? “valores devaluados, cierta honestidad, coherencia” porque, sigo citando, “no queremos un currículo académico, queremos alguien con inteligencia emocional”. Le salió a la mujer la selección de personal: se valorará especialmente las habilidades comunicativas, la resolución de conflictos, que hoy en la empresa ya no demandan tanto currículos como persona, como almas, como las santísimas inteligencias emocionales. Eso sí, reconocía que valoraba especialmente el feeling. Se valorará especialmente, como el coche propio o el manejo de idiomas. Ella sí es honesta y coherente, cohesiona la vida laboral con la personal, pide lo mismo a su pareja que al currante de la empresa. Ya hemos hecho del nuestro un ego seleccionador de personal y un experto consumidor. Ya no hay dentro o fuera. No hay nada que conciliar, los dos espacios, el laboral y el personal ya son sólo Uno. La ansiada unión, la empresa total, el Patrix del que ya no se sale. Gestiona los sentimientos, haz tus cálculos, cosifica a las personas y si no te encuentras satisfecha cambia de modelo. Podemos ser consumistas de personas, feministas Cosmopolitán, capitalistas hasta el tuétano. Aborregadas de marca.

Ciona

En el fondo del mar viven unos animales llamados Ciona intestinalis. Sólo tienen una entrada y una salida para el agua, no se mueven y apenas cuentan con un primitivo cerebro digestivo, pero para reproducirse generan unas semillas con un cerebro capaz de percibir luz y tacto y de distinguir arriba de abajo. Son muy activas, nadan apresuradamente buscando la roca en la que vivir para siempre y tienen poco tiempo, pues se alimentan de una yema propia que les dura una hora. Cuando ven una roca que les gusta se acoplan y absorben su propio cerebro, en adelante ya no lo necesitarán, sólo les servía para buscar esa roca. Es al desprenderse de la colonia madre, al buscarse la vida por esos mundos marinos que las Cionas segregan cerebro, el resto del tiempo vegetan. Que un protocerebro emerja por imperativos motrices y que al fijarse espacialmente desaparezca dice mucho. Es el viaje, la migración, la búsqueda de los garbanzos y de la vivienda lo que nos obliga a acrecentar nuestro currículum vitae. Se nos crecen mil protocerebros (cerebritos idiomáticos, informáticos, relacionales, trepas…) para engordar la cuenta corriente que nos permita encontrar la roca en que fijarnos y vegetar el resto de nuestra vida. Decimos que ciertas personas desde que compraron piso y se casaron se han amodorrado, ya no brillan, ya no divierten. Aburren, envejecen, se han comido su cerebro, como la Ciona. Pero, ¿se puede ser eternamente una semilla de Ciona, si sólo dura la yema una hora? ¿La movilidad perpetua acrecentará nuestro cerebro o lo colapsará de ansiedad? Esa yema, el capital natural que nos nutre, se acaba de tanta movilidad, y nuestro cerebro diseminado en soportes de sílice crece más y más, lo que no quiere decir que el que llevamos sobre los hombros esté muy adaptado.

Peras al olmo

Ser presidente, demócrata incluso, de un país en el que nadie se quede y todo el mundo esté de paso es el ideal del dictador posmoderno. Gobernar turistas, seres cuyo único objetivo es fotografiar y comprar mierda, seres que se mueven pero no se movilizan. Por eso desde jóvenes la actual dictadura posmoderna entrena a su rebaño en la movilidad perpetua, en las becas erasmus, sócrates y full bright para que sepamos muchos idiomas en los que decir nada, en los que decir florituras teóricas demócrata-fascistas. Saber ingles, francés, alemán para decir plásticos. “No pedir peras al olmo”. Poco espacio y menos tiempo queda entonces para que nos germinen rizomas. Que nos germinen raíces ya es pedir peras al olmo. Y hay una plaga planetaria que está acabando con los olmos desde la raíz, se pudren en manadas, es un hecho, no una metáfora: nos quedamos sin olmos. Cómo se lee ahora el verso de Machado: Al olmo viejo herido por el rayo y en su mitad podrido/ con las hojas de abril y el sol de mayo/ algunas hojas verdes le han salido. Cómo hace el turismo congresual para releer la obra machadiana, si no sabe de la enfermedad que desde hace unos años sufren en sus raíces los olmos de todo el planeta. Si no sabe de la enfermedad que desde hace unos años sufren en sus raíces los humanos de todo el planeta. Un día escuché a un ejemplar asturiano un mandala inquietante: “Un paisano no sale de casa sin dinero y a los 18 años tiene coche” Un paisano, una paisana lleva entre las piernas horizontes, no motores. Un paisano, una paisana saben caminar y llevan los bolsos vacíos. Sin dinero, sin coche se demuestra la hombría, sin dinero sin coche sale la mujer al mundo.

Madresdeputa

Dos insultos nos vertebran desde la infancia: maricón y puta (bollera no hiere tanto). Para saber las razones antropológicas, estúdiese feminismo. El primero va perdiendo categoría de insulto, pero hasta que, por lo menos, no se celebre el “Día del Orgullo Puta”, el segundo funcionará años. Que la prostitución sea una profesión, no un estigma: muchas mujeres nos hacen ver que, puestas a humillarnos, poca diferencia hay entre unos trabajos y otros. Camarera, 700 euros, 12 horas, jefe manoseando. Ciertas abolicionistas de derechas pretenden acabar con la prostitución y contratan a internas por 700 euros al mes, el precio de un bolso de Loewe que pagan sin objeción de conciencia. Y yo comparto con esas hipócritas la palabra, yo también soy abolicionista. Soy abolicionista de un capitalismo que impide a las personas quedarse en su tierra y las obliga a mover el culo, y soy abolicionista de Patrix, que lleva siglos haciendo de las mujeres el abajo y denigrando el abajo cuando es el abajo el que da comida (humus, humilladas) Por ello, soy abolicionista de la prostitución, pues sin patriarcado y sin economías y estados opresores, en el planeta piruleta, la prostitución no daría tanto trabajo. Yo también soy abolicionista, mientras ser algo sea un fácil acto de habla, una emisión de comunicados y pegatinas hasta que venga la realidad a exigirnos manos. Podemos sumar “istas” a nuestro ideario como quien suma signos zodiacales a su perfil: aries, mona, majuelo... Pero nada nos asegura que de reproducirnos nuestras hijas no sean también prostitutas. Nada. En este sistema económico que es una bombona abierta de butano, el día en que encendamos la luz volarán nuestras hijas por los aires y acabarán a muchos kilómetros haciendo la calle. Será entonces cuando, educadas como estábamos en el hijasdeputa, pasen a llamarnos madresdeputa.

Baal

Antes del triunfo de Yavhé se creía en Baal, la Señora de las Moscas, pero por la recurrente demonización de las divinidades anteriores, Baal se convirtió en Belcebú, un ser temible. De cría odiaba las moscas, pero ahora entiendo que donde hay insectos hay biodiversidad, transmiten ADN en sus extremidades, forma pedante de decir que polinizan plantas y árboles. Baal se convirtió en Belcebú y sus criaturas fueron perseguidas, porque lejos de considerarlas traedoras de vida se las hizo transmisoras de enfermedades. Empezamos a perseguir moscas, a pasteurizar, a legislar el alimento, y así el hombre combatió miles de enfermedades. Si niego las virtudes de la ciencia soy premoderna, posmoderna, carcamal, diletante, inconsciente… como si la historia de la salud fuera lineal, siempre a mejor para toda la humanidad.
Veo a los bichos, donde ellos están, sanamente, hay decenas de variadas hierbas. Comprendí que Baal era digna de adoración. Se pueden leer libros sobre religiones antiguas, pero solamente percibir con el paso de las estaciones que las moscas te cuidan la tierra te hace sentir el roce de la mosca roce sagrado de Baal. Una adoración sana: si las moscas nos propician miles de plantas es de recibo adorarlas. Recordé un saber endémico y este aprendizaje es el que más quiero. Soy hedonista del conocimiento, pero con este saber segregué más endorfinas que nunca. Y las flores salvajes tienen más estambres, más polen y menos pétalos, recordad una rosa salvaje y una de jardín. La una tiene pocos pétalos pero una gran fuente de polen, la otra tiene muchos pétalos aterciopelados, rococós, románticos, pero el polen más escondido. Preguntemos a insectos y aves qué flores prefieren. El pétalo es la tecnoesfera y los estambres la biosfera, y cada vez quedan menos flores salvajes y menos animales a quien preguntar.