Monday, June 25, 2007

receta infalible contra el cáncer

Y un día charlamos y os explico la receta anterior, son cosas importantes amiguinas. Tenéis que saber qué os generaría tanto bienestar, tanto palcer, tanta felicidad que haría de vuestro sistema inmunológico una castillo inabordable. Tenéis que tener varios momentos de esos al menos en un año, que si no, váis por mal camino. Yo supe aquel día, el día de la caminata con enorme cascada como grial, que esa era mi sencilla receta de necesitar curarme. Tenéis que tener la vuestra, coño, no podeís delegar. Otro día os pongo más recetas de estas de buen rollo.

receta infalible contra el cáncer

y para que no digáis que soy una agonías, todo el día soltando el mitin, ahí os va un regalo importante:

Receta infalible contra el cáncer


Caminar con el amado 40 kilómetros
entre bosques y ríos
para llegar a Ovejuela y su chorrito
Asumir que la cascada amedrenta
y una no se atreve a bañarse
de tan grande y negra como parece el agua.
Pero llegar ansiosa por un camino de cabras.
Precio: unos euros los bocatas del camino.
Esta es mi receta contra el cáncer
todas deberíais tener la vuestra,
medradas estamos
si no sabemos
qué es lo más feliz
que podrá curarnos.

MERCADONA de calidad

Abrí las orejas a las mujeres que reciben cursos de formación de los supermercados MERCADONA, mañana puedo ser yo. Reciben un libro cuyo titulo, “Hacia la calidad total”, ya insiste en esta meta de la calidad, omnipresente hoy en todo tipo de proyectos y empresas. El formador (ya no hay profesores y menos maestros) les repetía machaconamente la siguiente consigna: “no debéis estudiar, debéis interiorizar”. “De estudiar a interiorizar”: se pasa de exigir los conocimientos de la trabajadora, a exigir a la persona completa; así, si ella interioriza la “filosofía de la calidad total”, la “idea fuerza” de la empresa pasará a formar parte de sí misma, de su intimidad, de sus sinapsis neuronales, de su forma de moverse y sonreír. Debemos mutar nuestro ADN para hacer nuestra la imagen social corporativa, la filosofía de la empresa. Las irónicas, las que no eviten la mueca ante la machacona prédica de la interiorización no serán elegidas para el trabajo. Cuanto más oigo a este capitalismo posfordista poner entre sus objetivos la martingala de la calidad, más me doy cuenta de su ausencia. Sin valorar proyectos más intelectuales, más pastosos, sin valorar artículos, estudios, libros, diseños, construcciones que llevan el rótulo de la calidad. Con la flexibilidad laboral y su inherente escasez de tiempo el saber se hace chicle, producto que sirve para engañar al diente pero no para alimentar. Se persigue la calidad, se propone como objetivo número uno porque escasea. Que nos dejen tranquilas, que nos dejen vender una lechuga sin interiorizar la calidad. Y que nos paguen sin trabajar, porque la mayoría de nosotras y nosotros no producimos sino maldades o inutilidades. Gran parte de nuestro trabajo no genera sino una enorme huella ecológica de mierda redundante. Ahora toca calidad porque la cantidad de mierda producida ya asusta.

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Indulgencias

1517, Lutero expone sus tesis contra el tráfico de indulgencias. Entonces las personas invertían sus dineros para disfrutar de una eternidad en Paz. Nos parecen ingenuas aquellas gentes capaces de creerse semejante bulo, pero hoy Europa continua especulando con el mañana. Seguimos comprando indulgencias que nos aseguren un futuro en paz, sólo que ahora éstas ya no sirven para la eternidad, sino para unos añitos de trabajo fijo y, con suerte, una jubilación. Europa vende indulgencias para alcanzar la paz de la vida madura, y sus currantes se desviven por el master que les permita tirar para adelante dos añitos más, o ya, la plena, aprobar unas oposiciones del Estado, la indulgencia que más se ansía. Se invertirán miles de euros y horas en preparar unas oposiciones-indulgencias que nos permitan alcanzar el perdón, no ya de Dios, sino del Estado. Se ha reducido nuestra ambición, ya no ansiamos estar a bien con Dios y la eternidad, sino con los poderes públicos y la cuarentena. Cómo se han cortado los años de nuestros sueños, una indulgencia-curso que nos permita una paz-contrato de nueve meses, ya eso es bendito. Europa ya no es una gran Iglesia sino una gran Escuela con fieles en eterna formación y eterna compra de cursos. Y ya mendigamos créditos bancarios para pagar estas nuevas indulgencias, y ya su propio nombre, “crédito”, nos recuerda que seguimos movidas por creencias; pero si algún día un fantasma de ateismo financiero recorriese Europa y la riqueza dejase de ser este perverso acto de fe que es ahora el capitalismo financiero, si dejásemos de creer en este santo Patrix especulador y dejásemos de multiplicar las mediaciones y amásemos más el presente, qué sería de la Banca y la Universidad, ese matrimonio de abstracciones y lejanías que lleva jodiendo a la Tierra desde el Renacimiento.

Patrix®

Por dividir el día en franjas para orar a Dios nacieron los horarios. Quítese la h y se verá la relación entre la cuantificación de la vida que es la cronometría y la oración. De pautar orgánicamente la existencia por menstruaciones, lunas, embarazos o tonos del cereal pasó a pautarse por esas máquinas claves en el mantenimiento del capitalismo que son los relojes. Rezar a Dios, uso de relojes y explotación más matemática de las gentes de abajo fue todo uno. A todas estas, Dios, ese Patrix que desde que se instauró lleva jodiendo la existencia de todo bicha viviente, ganó la partida, entre otras, merced a un marketineo del Libro que consiguió difuminar, demonizar, humillar, basurear a las diosas previas de la Tierra. Dios, Patrix, padre del número, de la propiedad privada, de la cuantificación de la realidad a través de finanzas, cronometrías y estadísticas preocupa ahora a los científicos que lo buscan en el cerebro. Los actuales metafísicos, para conciliar la miseria científica con la religiosa, entonces postulan algo aparentemente hermoso: hoy Dios ha caído del cielo y se está despertando dentro de cada individuo. Dios, como buen Patrix, señor de blanco y de barba, amante de la abstracción y la cuantifcación, amigo de mediaciones y enemigo de la Tierra, es puritico capitalismo y si como dicen ha caído en nuestros cuerpos, eso significa que hasta las gentes de abajo hemos interiorizado el capital, ya no nos oponemos ni miramos arriba a la otra clase sino que nos hemos hecho pequeñas empresarias, autónomas que llevamos genes de Patrix® en nuestras entrañas. El capital, la gran abstracción, la gran moneda, el Dios del Gran Poder se acopla a nuestro cuerpo como los carburantes se nos pegan a las cartucheras. Dura de seguir está siendo la dieta atea y feminista.

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Pederastas

Las cuidaderas públicas andan preocupadas por esa manía de las criaturas de engordar, violentarse y deprimirse. Preocupa la obesidad infantil y retiran tutelas a parentelas irresponsables que crían Homerinos. Dicen: comen mal y no salen a la calle a jugar, mucho in put y poco out put. Pero todas las personas de edad somos responsables por pensamiento, palabra, voto, obra u omisión de esta cría de gansos, de este foie-grass infantil que debería explotarles en la cara a gobernantes y “emprendedores”. Serafín Abilio, lidereso de la construcción, quiere más autopistas, todos quieren más cemento, más centros comerciales, más tabique para seguir engordando sus cuentas y los hígados infantiles. A qué calle salen a quemar grasas nuestras criaturas, a fin de que nicho de cemento se van a mover, si sólo hay edificios, coches, contaminación, parques asfaltados rodeados por carreteras, coches, más coches, si ya no hay donde jugar al escondite como no sea entre las mesas de las sidrerías, si no hay donde atar la goma, si no hay boscucos, callejuelas o descampados por los que matar el tiempo. Qué tiempo. A qué calle salen a jugar, a General Elorza, a esos cementerios de cemento como la Corredoria, Pumarín o el Nuevo Langreo. Criaturas en sillas de paseo que viven a ras de tubo de escape, seres para el cáncer de pulmón. Y si hay algún parque, hay que llevarlas con cadena, que no salgan a la carretera, si hacen deporte hay que llevarlas y traerlas a gimnasios: más edificios, más cárceles para unas criaturas que deberían llevarnos a juicio. Pero que corra la pasta, lo único que tiene agilidad y libertad para correr en esta tierra de cemento. A juicio. Porque constructores, políticos y demás trepas monopensantes en cemento y números son pederastas, culpables de joder a la infancia.